Cuando voy por la calle a veces decido caminar sólo por una hilera de baldosas o por el cordón de la vereda, imaginándome que todo el resto es precipicio, lava ardiente, pinchos electrificados y muerte.
Nunca me salgo de las baldosas ni me caigo del cordón de la vereda.
Supongo que si todo ese resto fuera de verdad precipicio, lava ardiente, pinchos electrificados y muerte no podría caminar más de dos pasos sin caerme.
Cuando contemplo un problema imaginario o ajeno, sorteo todas las dificultades natural y magistralmente, pero el vértigo suicida siempre está ahí a la vuelta a la realidad.
YO TENGO QUE ABRIR Y CERRAR 2 VECES CADA CAJON QUE ABRO A LA MAÑANA PORQUE SI NO LE VAN A PASAR COSAS MUY MALAS A MI FAMILIA Y A MI.