Soñé que estaba en la casa de Hogwood, que nos invitaba a comer. Lo habíamos pasado a saludar, pero se hizo la hora de la comida y no tuvo más remedio que invitarnos. En un momento se levanta a atender el teléfono, y se queda hablando mucho tiempo. Yo pensé que no era raro, porque le gustaba mucho hablar en general.
Nos quedamos con su esposa en la mesa, con quien se había casado por compromiso o comodidad, por no estar solo y por tener una asistente permamente. Ella, luego de un par de respuestas agudas mías, me consideraba un interlocutor inteligente y eso me agradaba.
Al fin volvía Hogwood, con un libro de autor inglés, quizá Graham Greene. Leía un párrafo, que al final decía algo como:
“Los que visitan a veces este país son los holandeses, que son muy deportistas pero sólo les interesa el futbol. No dejan de decir “Ik kon het niet helpen”.
Hogwood lo pronunciaba a la perfección.
A mí la frase de Greene me causaba muchísima gracia, y me enorgullecía de la manera que se enorgullece a quien le nombran la patria en otro país.
Me acercaba donde estaba Rut, y le pedía a Hogwood que por favor también se la leyera a ella.
Él, divertido, sacaba no ya un libro sino un block de notas en el que cada página tenía una cubierta de papel semitransparente para protegerlo. El párrafo en cuestión estaba lleno de tachaduras y correcciones. En el sueño me admiraba su perfeccionismo, sin darme cuenta que estaba corrigiendo la obra de otro.
Hogwood leía y Rut, todo el tiempo, intentaba cerrar una puerta que volvía a abrirse, sin ruido.
Rut no dejaba de hacer eso y yo me ponía muy nervioso por el desprecio y porque Hogwood empezaba a notar el desinterés. Leía y ella estaba dada vuelta cerrando una y otra vez las puertas.
Yo le hacía señas desesperadas con la cabeza, que ella parecía no entender, aunque quizá por su gesto de fastidio quizá entendiera y a propósito no hiciera caso.
Simplemente quiero recordarte de aquella vez que me dejaste sola con Hogwood. Ese recuerdo dará respuesta a tus quizás. 🙂 jiji