Mirá, el otro día iba por la calle y no sabés, me encuentro con Beltrami.
Hacía un montonazo que no lo veía. Me re sorprendió.
Al rato, después de hablar un poco de bueyes perdidos, me pregunta “che, ¿vos vas a votar por Massagli como delegado?” “¿Qué?” le pregunté, y empezó con que no me haga y qué se yo.
Yo no entendía nada y le preguntaba “¿De qué me hablás?” Ahí empezó a calentarse y ya me miraba con violencia.
“Dale, no te hagas”, eso es lo que más repetía.
Al final que nos despedimos porque la situación no daba para más.
Dijimos de vernos pronto, pero los dos sabíamos que no sería así.
Mucho más tarde, ya en casa y pensando en lo extraño del encuentro, recordé que Beltrami estaba con el uniforme del colegio y tenía 17 años.
A pesar de mi sorpresa al darme cuenta de eso que en lo imprevisto del encuentro había pasado por alto, eso me sirvió para comprenderlo mejor y no guardarle rencor.
29 de Junio de 2001
Massagli una tarde me prestó su carpeta de contabilidad de quinto, amorosamente guardada.
“Mirá,…acá tenés todo lo que necesitás para rendir. Llevatelá, lo único que te pido es que por favor no me la pierdas” me dijo incauto.
No recuerdo haberla abierto ni una vez. Por supuesto rendí mal.
No hace falta aclarar que a Massagli nunca volví a verlo después que me confió sus apuntes.
Beltrami mi oculista??
Fabian, me siento identificada con tu historia, me ha pasado. Por eso deje de prestar carpetas.
Seeee, el ocultista.