Me saludan las fuerzas del mal con gestos amistosos, invitándome a participar, como obsecuentemente.
Lo importante: no pisar el palito. O sea, unirse a ellas, pero no inocentemente.
Me saludan las fuerzas del mal con gestos amistosos, invitándome a participar, como obsecuentemente.
Lo importante: no pisar el palito. O sea, unirse a ellas, pero no inocentemente.