Dios equivocado

Pobre tipo, fue a pedir trabajo y se encontró con la sorpresa de su vida.
Este tipo de cosas las debe hacer barba desde arriba tipo joda, o debe haber sido una apuesta entre santos medio borrachos.

Ayer a la madrugada, un hombre de 82 años que esperaba su turno para entrar al santuario porteño de San Cayetano en Liniers sufrió un paro cardíaco y, pese a haber sido trasladado hasta el Hospital Vélez Sarsfield, falleció poco después.

(de La Capital)

Una Sorpresa

Hacía mucho tiempo que un CD no me sorprendía como el que descubrí la semana pasada en Bretagne.

Es maravilloso, siendo músico desde hace tantos años, ser aún capaz de ser golpeado emocionalmente de manera tan primitiva y sutil al mismo tiempo.

Ahora ya nunca podré olvidar los paisajes de Finistère (qué hermoso, Finis-Terrae: fin del mundo, lo fue alguna vez para aquellos a los que el horizonte les parecía demasiado lejano como para ser desafiado).

Ahora cada vez que escuche esta música recordaré como paseábamos por estos increíbles paisajes, todos mudos y atónitos, reverenciando el sonido del comienzo del barroco, o del fin del renacimiento, que sus límites no son tan precisos como las rocas del fin del mundo.

Fin del mundo

Y para el que se atreva, cuando encuentre un momento contemplativo e íntimo, alejado de lo cotidiano y trivial, aquí un clip que debe ser escuchado hasta el fin.

[audio:Dextera Domini fecit virtutem.mp3]

Reencuentros

Después de dos semanas y media de estar de viaje (algunas fotos acá) vuelvo, abro esta página con la intención de darle una temporaria resucitación y me encuentro totalmente falto de inspiración.
Pucha, ¿han pasado ya esos tiempos en los que mi prosa brillante y fluída traslucía influencias de Baroja y Woody Allen?
¿Qué ha pasado con mi desopilante originalidad, siempre pronta a despertar emociones encontradas en el puñado de lectores regulares e incondicionales?
¿Es que mi genio se ha adormentado? Y si así fuere, ¿despertará? ¿cuándo? ¿y lo hará sin resaca?
Estas preguntas encontrarán quizá respuesta un día que espero cercano. Mientras tanto me pregunto ¿cómo carajo encontró este sitio Pablo Alcaraz?
Este viejo amigo dejó un comentario unos días atrás y me alegró el día.
Hicimos la escuela primaria y parte de la secundaria juntos.
Durante ese tiempo siempre lo consideré mi mejor amigo y no hubo por bastante tiempo sábado que no almorzáramos alternativamente en casa de uno u otro.
Bastante atorrante el tipo, siempre se las ingeniaba para ser buen alumno, por lo que pueden sospechar que era inteligente.
Hace años que no nos encontramos, es claro que dejé el país en 1995, pero igual no es excusa.
Siempre lo recuerdo, ya que tiendo a mirar hacia atrás con nostalgia y él está presente en muchas buenas memorias (ya sabrán algunos que soy el tipo melancólico que piensa con convicción que “todo tiempo pasado fue mejor”).
Hoy, que vuelvo lentamente a la contemplativa lluvia de mi amada Amsterdam luego de unos soleadísimos días en Francia, me pareció oportuno este cortísimo brindis por una parte del pasado con la que me reencontré sin querer.

Salud.

Vegetarianos

Acá en Holanda, donde el culto a la carne no tiene la importancia que tiene en Argentina, conocí a bastantes vegetarianos.
Dudé un momento qué palabra usar en la frase anterior: pensé en “muchos”, en “algunos”, en “varios”… elegí “bastantes” porque con los que conozco basta.
¡Basta de vegetarianos!
Conozco algunos que incluso JAMÁS probaron bocado de carne de ningún tipo.
¿Cómo es posible?
Llego a la conclusión que ser vegetariano es un acto de fe, como ser cristiano, musulmán u honesto (ser honesto es también un acto de fe, porque el ser humano no es por naturaleza honesto).
Me dan bastante bronquita esos vegetarianos que no comen carne por algún extraño principio, pero se empeñan en reemplazarla con productos que imitan la carne.
Simplemente no lo entiendo.
Incluso huelen un asado y dicen “mmm… qué bien que huele eso…”
Ayer tuve a una vegetariana a comer en casa. Está muy blanca, muy. Temo por su vida.
Ni siquiera quiso probar una ensaladita de arroz porque tenía unos minúsculos pedacitos de atún.
Cuando le pregunto el por qué de su neo-religión me dijo cosas absurdas por ejemplo sobre las vacas encerradas a las que alimentan sin dejar caminar para luego asesinar salvajemente.
Yo por un lado me alegro: menos demanda de carne significa más y más barato para nosotros, los carnívoros compulsivos, pero no puedo evitar de algún modo la misma sensación que me producen los que se empeñan en anunciar la divinidad de la virgen, o similar.
Son unos fanáticos, y como buenos fanáticos se cierran a lo maravilloso de la variedad.
Hoy, para celebrar mi carnivorismo a ultranza, voy a hacer un asadito en el jardín con maravillosa carne argentina.
Me voy a comer mi entrecot y otro más como símbolo de lo que dejan los vegetarianos.
Voy a poner en la parrilla también unas hamburguesas de arroz prensado con gusto artificial a carne.
Cada uno elegirá.

Nuevo sitio

Gran lanzamiento gran del nuevo sitio de Guille.
Nuevo diseño, nuevas secciones (bueh, por ahora sólo la sección “Fotos”, que se irá ampliando – acepto sugerencias para agregar secciones), nuevo alojamiento web (a cambiar la dirección nueva en los favoritos).

En fin, cuando salga del CAOS en el que estoy sumido con esto de la opera (ya contaré) volveré y seré millones.

¡Este tipo me lee la mente!

Muy interesante y bien escrito artículo de Fernando Savater.
¡Lean!

Cada cuatro años llega mi calvario: el Mundial de fútbol

Estos días suelo acordarme de un viejo chiste. El paciente le dice al médico: “Doctor, he odiado a mi padre y a mi madre. Ahora odio a mi mujer, a mi suegra, a mis hijos, a mi jefe. Odio al gobierno. ¡Odio a todo el mundo!” El médico responde, confundido: “¿Y por qué me cuenta usted a mí eso?” “Pero…¿no es usted el médico del odio?” “¡No, hombre, no! Soy médico del oído…”

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